Calvario, regresó a la vida nuevamente. Inmediatamente después de su regreso a la vida, él descendió al infierno. Dos pasajes del Nuevo Testamento, 1 Pedro 3:18–20 y Colosenses 2:15, describen el descenso de Cristo al infierno. Ambos aclaran que este acontecimiento no era parte de la humillación de Cristo, sino de su exaltación. Pedro nos dice: “Siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu; y en espíritu fue y predicó a los espíritus encarcelados” (versículos 18, 19). La frase
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